La alimentación del cerdo ibérico es crucial para determinar la calidad de su carne y del jamón que producen. Estos animales, según su sistema de crianza, pueden consumir distintos tipos de alimentos que afectan directamente sus características organolépticas como el sabor y la textura.
Una dieta basada en bellotas durante la montanera, por ejemplo, es conocida por producir carnes con mayor infiltración de grasa, otorgándoles una jugosidad y un sabor únicos. Así, podemos encontrar diferentes categorías de cerdos ibéricos en función de su alimentación: bellota, cebo de campo y cebo.
Los cerdos ibéricos pueden tener dietas variadas que afectan la calidad final de sus carnes. En general, se pueden clasificar en tres categorías principales: bellota, cebo de campo y cebo, cada una con características distintivas.
La montanera es un periodo crítico que va de octubre a marzo, cuando los cerdos ibéricos se alimentan de bellotas. Este régimen alimenticio no solo mejora la calidad de la carne, sino que también beneficia la salud del cerdo gracias a los ácidos grasos presentes en las bellotas. Aprende cómo estas prácticas se reflejan en nuestras ofertas de producto.
El ejercicio en libertad que realizan durante la montanera permite una infiltración homogénea de grasa en las fibras musculares, contribuyendo a la textura y jugosidad características del jamón ibérico.
La dehesa es un ecosistema ideal para la crianza del cerdo ibérico, pues ofrece recursos como pastizales y encinas que complementan su dieta. En este entorno, los cerdos pueden ejercitarse libremente, lo que mejora no solo su bienestar, sino también la calidad de la carne que producen.
Este modelo de crianza extensiva y respetuosa asegura un equilibrio ecológico, permitiendo que la alimentación natural del cerdo se traduzca en un jamón de gran calidad.
Las bellotas contienen ácido oleico, un componente crucial que se traduce en beneficios para la salud del consumidor, ya que ayuda a controlar el colesterol. La presencia de esta grasa monoinsaturada mejora la textura y el sabor del jamón ibérico, haciendo que cada loncha sea una experiencia única. Profundiza más en el tema en nuestro blog especializado.
El perfil lipídico saludable y la distribución uniforme de la grasa en la carne son resultados directos de la alimentación natural del cerdo en la dehesa, potenciando tanto su valor gastronómico como nutricional.
Para aquellos que no están familiarizados con los procesos de crianza, es importante saber que la calidad del jamón ibérico está íntimamente ligada a la dieta de los cerdos. Una alimentación basada en bellotas y recursos naturales no solo asegura un producto más sabroso, sino también más saludable.
Al elegir productos ibéricos, considerar el tipo de alimentación que han recibido los cerdos puede ayudar a hacer una elección más informada y disfrutar de un sabor auténtico y lleno de matices.
Para los consumidores más avanzados, es esencial entender cómo factores como el ácido oleico y la infiltración de grasa contribuyen a la experiencia sensorial y los beneficios nutricionales que ofrece el jamón ibérico de bellota.
Profundizar en aspectos como la montanera y la cría en la dehesa puede proporcionar un mayor aprecio por el producto final, permitiendo una selección más rigurosa y acorde a los estándares personales de calidad y sostenibilidad.
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